La perspectiva de género en los libros de texto: una asignatura pendiente

Todos sabemos que la educación es un pilar fundamental de nuestra sociedad. En el paso por la escuela y el instituto, aprendemos mucho más que las tablas de multiplicar y la lista de los países de Asia: en el aula se nos ofrece una forma de interpretar el mundo que nos rodea, un modelo de conocimiento ético y moral con el que crecemos y que aplicamos, conscientemente o no, cuando lleguemos a la edad adulta . En este proceso tienen un papel preponderante los libros de texto , que se nos presentan como una fuente de autoridad llena de verdades objetivas e incuestionables, un espejo exacto de la realidad.

La gran pregunta es: ¿lo son realmente? Si hojeamos el libro de cualquier asignatura , sólo echando un vistazo a las imágenes nos daremos cuenta de que falta algo : mujeres.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? 

Con un recorrido cronológico por las aulas de nuestro país, se puede constatar que, a lo largo del tiempo, los planes de estudios se han diseñado a partir de silencios : el silencio de las mujeres, el silencio de las minorías, el silencio de las clases más desfavorecidas. La educación que recibieron (cuando se podía) nuestros bisabuelos y bisabuelas, abuelos y abuelas, padres y madres, se basaba en una mirada eurocentrista y exclusivamente masculina, que presentaba al hombre europeo de clase media y alta como el motor de el avance tecnológico y cultural del mundo entero. Partiendo de esta perspectiva, se ignoraban sistemáticamente las aportaciones que las mujeres han realizado en diferentes campos del conocimiento, tanto humanísticos como científicos, y se proyectaba una imagen de madre y cuidadora del hogar.

La Transición supuso un replanteamiento en términos legales del papel que debían tener ambos sexos dentro de la sociedad y, por tanto, también de la manera de educar a los ciudadanos del futuro. Desde la llegada de la democracia , se ha intentado redirigir el contenido de los libros de texto para ofrecer una visión más plural de la realidad. Pese a que se ha avanzado en este sentido, todavía queda mucho trabajo por hacer para llegar a una representación equilibrada de ambos sexos.

¿Qué debe cambiar? 

Para mejorar nuestros libros de texto, debemos saber de qué mal sufren en concreto. Vamos a palmos y empezamos con la cifra más destacable (porque, a menudo, un número vale más que mil palabras): en promedio, la aparición de las mujeres en todas las asignaturas de la ESO es muy baja , de sólo el 12 ,8% . Es un porcentaje muy bajo que se empequeñecería aún más si nos centráramos sólo en el segundo ciclo de la ESO , en el que su presencia es menor (10 %). Así, las mujeres van desapareciendo de los libros de texto a medida que aumenta el nivel de los cursos. Si desgranamos estos datos según el tipo de asignatura, nos encontramos con que tanto en las científicas como lashumanísticas los porcentajes de representatividad están por debajo de la media , y que en el ámbito de la tecnología , con un 1% , las mujeres son casi inexistentes.

Todas estas cifras son indicadoras del discurso que se proyecta desde nuestros institutos, en el que indirectamente se menosprecian las aportaciones de las mujeres y su valor como figuras relevantes en todos los campos. En este sentido, no se puede aludir a la discriminación histórica a la que han sido sometidas para justificar esta invisibilización, porque en los temas que tratan la contemporaneidad , en la que las mujeres han tenido más oportunidades en las esferas públicas, su representación es igual de baja .

Por otro lado, en el contenido de los libros también se han detectado sesgos sexistas , en los que se presentan ciertos patrones de comportamiento asociados exclusivamente a las mujeres, como, por ejemplo, en el uso de las nuevas tecnologías o móviles. 

¿Cómo cambiarlo? 

Por último, la responsabilidad del modelo educativo que se transmite en las aulas no es de los profesores ni de las editoriales, sino del Gobierno y la Administración. Por eso, es necesario que las instituciones públicas marquen unas pautas concretas en las editoriales a la hora de elaborar los libros de texto. El contenido, además, debería ser evaluado en función de unos estándares basados ​​en la perspectiva de género .

En este proceso nos jugamos mucho. Las escuelas y los institutos son una puerta de entrada a la realidad, y tanto las niñas como los niños, tanto las chicas como los chicos, merecen recibir una visión justa e igualitaria del mundo, con referentes de todo tipo con los que todo el mundo se pueda sentirse identificado y valorado.

“De mayor me gustaría ser como mamá, cirujana cardiovascular”

“De mayor me gustaría ser como la tía, operar cerebros, y hacer que la gente aprenda a andar de nuevo”

«De mayor me gustaría ser como aquella mujer del libro de ciencias, investigadora de laboratorio y buscar soluciones para las enfermedades de la cabeza»

Si necesitas ayuda para la redacción, implementación y seguimiento de políticas internas con perspectiva de género, contáctanos.

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